jueves, 29 de agosto de 2013

Cuestiones temporales

La noche estrellada. Vincent Van Gogh.
(Habitación en penumbra. De afuera llegan ruidos de viento. Un hombre y una mujer acostados. Solo la luz de una pequeña lámpara ilumina la escena. Él tiene el cobertor a la altura de la cintura. Está leyendo. La muchacha, del lado más oscuro, recuesta la cabeza en la almohada, aún no duerme)

ELI (mirándolo).
¿Oyes eso? Parecen caballos corriendo… los potros apocalípticos.
YON (unos segundos después, apacible, sin sacar los ojos de su libro).
Es el viento que mueve cosas en los techos.

(Silencio. En la ventana, que está cerca a la mujer, el moribundo brillo del poste de la calle se apaga y vuelve a encenderse en un segundo)

ELI.
Ese sonido parece de trompeta, la trompeta del arcángel.
YON.
Algún tubo. (Estruendo de metal). Calaminas. (Yon cierra el libro. Mientras lo pone sobre la mesa de noche:) Deberías dejar de leer mucho la Biblia.
ELI. Y tú, novelas policiacas.

(Yon apaga la luz de la lámpara, se cubre hasta los hombros, se acomoda de costado, mirándola. Ella gira y por debajo de la frazada busca un buen lugar para su espalda junto al pecho del hombre. Eli piensa en cómo llamarán al gato que le regalaron; Yon, en que no podrán tener sexo en dos días más, hasta que se le pase. El ambiente parece confirmar las predicciones para ese periodo: descargas nocturnas y noches frías.)


lunes, 19 de agosto de 2013

La Ciudad de la Urea *

Siempre por estas fechas la ciudad de Arequipa goza de sesiones de orinoterapia. Antes de que se popularizara este nombre, la gente del pueblo tenía claras las propiedades medicinales de la orina.

Hace unos años, cuando recién se estaba imponiendo la moda de pelearse a botellazos en las fiestas patronales, a un amigo le rompieron la cabeza, ágil como era sorteó el golpe de lleno, mas no pudo evitar lucir un raspón sangrante; al final de la riña, uno de los nuestros dijo a voz en cuello: “Agacha la cabeza que de una meada te paro la hemorragia”. La orina es cauterizante.

Los expertos dicen que cuando estamos en el vientre materno nos retroalimentamos con nuestra orina. Está claro que a esa edad no podemos conseguir una Coca Cola. Recuerdo que la primera vez que viajé a Puno, sufrí un dolor estomacal terrible, entonces la ruta era más larga e infeliz. En una parada del bus, la señora que viajaba en el asiento de mi costado me sugirió muy amablemente que cogiera un poco de mi orina en la mano y me frotara la barriga, que si me atrevía me dé un buen trago y santo remedio.

Es curioso que con la orinoterapia pase lo mismo que con el alcoholismo: los expertos saben todo sobre ella pero no son asiduos bebedores. Los segundos no lo hacen por tener un buen estado de salud corporal, emocional, familiar y social; sin embargo, no entiendo por qué los primeros no, si son muchos los beneficios de tomar pichi: regula la tensión baja y alta, elimina úlceras, aumenta las autodefensas del cuerpo, da mucha energía y hasta aumenta la potencia sexual.

El miércoles por la noche, una multitud tomó las calles para celebrar la serenata de la ciudad. Eran cientos, miles, y yo no vi ningún baño. Si no estaban bebiendo licor, tomaban ponche. Sabemos los efectos diuréticos de estas bebidas. Entonces, como si buscaran germinar a nuestra Blanca Ciudad, hombres de todas las edades ofrendaron los electrolitos de sus líquidos menores a la amada tierra arequipeña. Todos movidos por la fuerza de la costumbre. Claramente, no se trata de marcar un territorio individual, sino que la mezcolanza de miles de orines simboliza el alto valor que le dan los arequipeños a la democracia: la ciudad es territorio de todos, meémosla juntos.

Esta vez hubo mayor fruición en la costumbre, pues muchos de los remojones que se hicieron en sus paredes y postes fueron estimulados por la reciente noticia de que un lienzo de Andy Warhol hecho con orina suya y de algunos de sus amigos fue vendido a 93 mil dólares. A ver si le damos algo de arte a la ciudad y así no pierde su condición de patrimonio histórico, se pensó en cada chorreada.

Con esto, la orinoterapia que recibe Arequipa cada vez que hay este tipo de desbordes populares cobra un valor elevadísimo, gracias al desprendimiento de sus hijos que cantan su belleza y aman tanto a esta tierra, arequipeños amantes del anonimato, que desdeñan la fama, y que en las sombras riegan su ciudad con la ilusión de abonar un futuro mejor.



(*) Transcripción debida a mi amigo editor Willy González, de Tacna, y fondo musical gracias a mi socito y compañero Henry Bernedo, de Camaná.

La Ciudad de la Urea. Correo Arequipa 17.08.13


lunes, 12 de agosto de 2013

Brevísima clase de retórica fallida

Al final de la cita:

ELLA              : Hoy me gustó todo; menos la empanada.
ÉL                   : A mí me gustó todo; salvo la foto.
ELLA              : ¿Foto? ¿Cuál foto? Si no hubo ninguna foto.
ÉL                   : Todo estuvo perfecto para mí, por eso solo pudo no gustarme algo que no pasó: una foto, por ejemplo.
ELLA (azorada): ¡Te confundes, con quién te habrás sacado una foto, seguro que...!

LECCIÓN #1: No intentes paradojas con una chica.



Se hizo tarde para otra cita:

ÉL (al celular) : Tranquila. Mira, hay dos cosas seguras: una, que llegaré; otra, que llegaré tarde; cuanto más tarde sea, más segura es mi llegada, tanto que si llegara ahora, tal vez no llegue.

LECCIÓN #2: No olvides la lección número uno.


LECCIÓN #3: Nunca bromees con esto en las redes sociales.

domingo, 4 de agosto de 2013

Escriba; no reenvíe*

Remix CC de Mike Licht sobre la pintura de J. Vermeer
"Mujer escribiendo una carta y criada".
A la mitad del siglo pasado, don Pedro Salinas se quejaba de lo que promovía el aviso publicitario de las oficinas estadounidenses de telégrafos: Wire, dont write (algo así como: cablee, no escriba). Don Pedro no podía imaginarse, a menos que sea en el quinto infierno, la existencia de un lugar en el que todo se dijera a secas, en fórmulas abreviadas, de prisa y corriendo, sin arte y sin gracia, en pocas palabras: un mundo de telegramas. Por esta razón, emprendió la escritura de su afamada “Defensa de la carta misiva y de la correspondencia epistolar”.

Con seguridad, si aún viviera, a don Salinas le daría un patatús al conocer el correo electrónico y los mensajes de texto. No solo reconocemos en ellos un brutal laconismo, sino también una potente despersonalización. Todo lo contrario, escribir una carta es volcar sobre ella nuestro estado de ánimo, nuestro espíritu, nuestra íntima naturaleza. Los administradores de aquellos servicios en línea se han dado cuenta de dicho fenómeno, por eso uno de los verbos más frecuentes en sus pantallas es personalizar.

Si de verbos hablamos, existe uno del que no conozco exacta traducción en otros idiomas: cartear; lástima que se haya disminuido tanto su práctica. Sin embargo, hoy es prolijo el nuevo uso de mensajear (texting, en inglés), pero qué lejos está del hermoso campo del anterior.

Es cierto que actualmente resulta más fácil mantener relaciones con familiares y amigos lejanos en espacio y tiempo, no obstante, muchas de estas relaciones son reducidas al intercambio esporádico o crónico de cadenas virtuales. Nada más aborregado, nada más neutro que eso. Personalmente prefiero mil veces unos cuantos párrafos, aun a letra digital, escritos por un amigo. Tal vez uno de los suyos, también lo prefiera. Pruebe, escriba; no reenvíe.

*Este texto apareció hace algunos años en un diario arequipeño, fue antes de Facebook y Twitter, supongo que ahora debería decir: "Escriba; no postee o tuiteee".